Hola Sonia,
soy Beatriz Sánchez, artista desenganchándome de lo multimedia. Te comento esto porque me define una larga trayectoria realizando obra audiovisual, trabajando en redes sociales, memes, gifs animados, mapas y ciber-gamberreo. Actualmente me hallo en un deseo de rescatar procesos más orgánicos, en nostalgia del hacer más con las manos y menos con los dedos [digital]. Elaborar e incluir elementos tangibles en mi obra aumenta potencialmente las posibilidades de mis investigaciones creativas, haciendo de los resultados un lenguaje más personal y menos efímero (refiriéndome a la fugacidad estética de efectismo multimedia).
Aunque como buena ciber-yonki, te voy a decir que no por ello he dejado de habitar estos entornos interneteros que -contradictoriamente- cada vez me atraen más. De hecho, me ha dado por hacerme usuaria en diferentes plataformas online y estudiar su comportamiento, detectar sus grietas para jugar con ello, para descontextualizar sus utilidades y hackear sus normas de uso empleando sus propias herramientas.
Resumiendo, que soy una bromista, a lo que actualmente en Internet se nos denomina como TROLL. No me disgusta.
Como me ha dado por lo palpable, estoy volviendo a emplear métodos tradicionales como la cerámica o dibujar. Este deseo de tocar -en huída o hastío de lo virtual- también me he convertido en una especie de Diógenes de Internet, donde guardo muchas imágenes tanto en carpetas virtuales como en cajas de cartón, llenas de objetos variopintos obtenidos en derivas navegando por Wallapop, Todocolección y Milanuncios (descargo imágenes que imprimirlo como objeto). Como no, también soy muy asidua de los rastros chatarreros y de la basura.
Lo meto todo en una trituradora en la que el accidente es bienvenido, pero no siempre es válido.
Ahora no sé qué hacer con todos estos cacharros que he adquirido. Seguramente los devuelva a su lugar de Internet, re-anunciándolos en Wallapop, Todocolección y Milanuncios. Retornarlos modificados, y volver a hacerlos famosos en sus expositores compra-venta online.
Pero siendo sincera, ya me veo venir que muchos de ellos acabarán en la casa de mi abuela, que poco a poco va adquiriendo el aspecto de un Gran Bazar del Disparate.