Nuestra Señora de Las Dos Cabezas, popularmente conocida como AMODIO, el Ánima de las Dos Caras. Es un ser mitológico de origen Cordobés, Guarda y Protectora de la Ciudad, pero por su dualidad, también puede mostrarse oscura y tenebrosa. Es un reflejo del sentir de Corduba, la esencia de sus Virtudes y Tropiezos, de su gran belleza y su propio estilo.
Se cuenta que nació en el Río Guadalquivir y por capricho de la naturaleza nació con dos cabezas y cola de sirena. Creció y vivió en el Molino de Martos y debido a su deformidad nunca se alejaba más allá del río. Poco a poco, cada una de sus cabezas fue desarrollando una personalidad independiente. Mientras que AMORISMA se convertía en una joven soñadora, llena de curiosidad por descubrir el mundo, amable y creadora; ODIELA se convertía en una joven pesimista, furiosa, desagradable y destructora. Así que después de mucho tiempo de charlas y disputas entre la dos, AMORISMA decidió que era hora de salir y conocer esa tierra tan maravillosa que era suya.
Alegre y confiada AMORISMA salió, fue llenando todo con su felicidad de flores, disfrutó de la gente que poblaban estas tierras, les transmitió toda esa alegría y jolgorio, creo costumbres para ellos y fiestas donde todos disfrutaran, cantaran y bailaran.
A la orilla del río, plantó una de las más bellas flores jamás nunca vistas, pero no era una simple flor, ya que esta bebía todo el poder del agua del río. De ella nació su hija, a la que le encomendó la tarea de cuidar el agua de la ciudad y a la que más tarde todos conocerían como La Cierva de Medina Azahara.
Pero no todo fue alegría, fiestas y felicidad. AMORISMA no podía salir sin ODIELA debido a que la dos compartían un mismo cuerpo, y ODIELA no iba a dejar que AMORISMA llenara todo de felicidad sin más, no iba a permitir que su hermana fuera la única protagonista. Cada vez que AMORISMA ejecutaba una bonita acción, ODIELA la emponzoñaba con un poquito de su maldad, así pues dónde AMORISMA creaba fiestas, ODIELA creaba suciedad.
ODIELA envenenada y envidiosa de que su hermana tuviera una hija, empezó a soltar la mala leche contenida en sus senos y de esta leche nació su hijo, al que todos conocerían como el Caimán de la Fuensanta. Aun así, la ambiciosa y avariciosa ODIELA no se conformaba con boicotear las hazañas de su hermana, ella también quería salir como protagonista, quería ser vista, así que acordaron que cada vez que salieran a tierra, saldría un distinta, y la otra iría tapada para no ser vista y no podría intervenir en los actos de la otra. Y así fue como cada una, fue conformando poco a poco la esencia y el espíritu Cordobés.
A AMORISMA le debemos toda la grandeza de esta ciudad, su patrimonio, sus patios, sus fiestas, sus costumbres, las buenas hazañas, su gastronomía, su acento, su carácter alegre, su hospitalidad y su sentir. Mientras que a ODIELA le debemos las malas costumbres, la poca diversidad de su gente y los más terribles actos acontecidos en Córdoba.
Pero sin duda alguna, es gracias a Ella, a Nuestra Señora de las Dos Cabezas, por su dualidad, su conjunto, su magia, nuestro carácter de amor-odio en la Ciudad, este sentir de querer salir de aquí, pero estés donde estés, siempre querer volver.